Pero la realidad ¡también es maniquea! La realidad es blanca o es negra. No es otra cosa. ¿Matiz? ¿Qué es eso? No sabemos, o no queremos ver claro, y especulamos y vagamos y nos perdemos a lo largo de una infinitesimal gama de grises. Hasta que quizá un día, probablemente nunca, pero acaso un día VEMOS. Entonces comprendemos que no hay problema que no se reduzca a esta armoniosa y cruel dicotomía, a la pura existencia de dos bandos enemigos e irreconciliables. Como en el amor.
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