jueves, 6 de junio de 2013

Soy


Es cierto, soy impulsivo, intolerante; carezco de paciencia para con las imperfecciones y el mal gusto ajeno, y nada detesto más que la corrección política. Incómodo resulto con frecuencia y si también con frecuencia se me perdona será -digo yo- por cierta rara cualidad de mi belleza que es tenida por indicio de travesura. No hay tal travesura; soy implacable y cínico, y por eso de verdad quiero cuando quiero, y odio de verdad cuando odio. Y que se me perdone o no me trae sin cuidado.

domingo, 2 de junio de 2013

Mañana

Mañana. A partir de mañana me sentaré de mañana en esta misma mesa bajo estos mismos plátanos y comenzaré la mañana sorbiendo la sangre de una naranja y la de un limón. Añoraré, claro está, el sabor demonio, la espuma blanca sin otra playa que mis labios. Pero la añoranza sólo durará un tiempo: días, semanas, años... hasta que la templanza de esta luz casi verde fosilice las sombras a escala de casa de muñecas y quede restituida por fin y para siempre la niñez que no tuve.

jueves, 30 de mayo de 2013

Yoloxochitl


Todo lo que me cuenta su voz es hermoso por serlo ella misma en todos los planos de lo real, y es noble por ser cierto y constatable, y es también un arrullo por ser dicho y respirado con esa parsimonia náhuatl. Y una de las cosas que hoy me contó es que el enorme árbol que da sombra al patio del Colegio de Lingüística y Literatura de Puebla es un yoloxochitl de treinta metros de altura. Analfabeto en botánica, busqué la voz castellana. Y acaso la encontré, pero en nuestras magnolias no hallo asomo de la magnificencia del vegetal al que los nahuas dieron ese impronunciable nombre combinando en su lengua las palabras "flor" y "corazón". Bien lógico, porque es cierto que uno lo mira, aunque sea en vídeo, y la superficie del corazón parece que se le remansa esperando la lluvia de las benefactoras flores blancas, sus salvíficas ondas concéntricas.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Santa Rita

El bar Mendizábal colinda con la manzana de casas que alberga la iglesia dieciochesca de San Agustín, sede canónica de la Hermandad del Gran Poder y de la Esperanza Macarena, pero yo no reparo en ello mientras contemplo la larguísima cola de seres humanos y de ramos de flores rojas. Mujeres en su mayoría. Maduras o viejas, pero hay algún hombre y alguna joven. Poquísimos, eso sí.
Al pagar mi consumición pregunto a la camarera. Es que hoy es Santa Rita. Hostia, le respondo. Pensaba que era un cásting.

martes, 21 de mayo de 2013

Aquí

En nuestras ciudades no hay grandeza alguna.
Retículas minúsculas en la ceniza, agujeros en cuyo fondo deliberamos el siguiente paso a dar, o nos sometemos a nuestras rutinas, o nos abandonamos a nuestras inacciones.
Vistas desde una nube parecerían coágulos de pena que la tierra viva soporta con resignación de leproso.
Pero en ellas transcurre todo cuanto en estas líneas es descrito.

domingo, 19 de mayo de 2013

Cruz

Podría detenerme en esta encrucijada, sí. Si fuera inmortal. Con todo el tiempo en la mano para sopesar, para prevenir, quién sabe si para no equivocarme. Pero no es, obviamente, el caso. Delante, izquierda o derecha, en alguna dirección, hacia algún lugar. Sin volver sobre los pasos dados, apuntar a cualquier nueva orilla de esta existencia mía, sea cual sea. Ándale.

jueves, 9 de mayo de 2013

iPhone

Las ventajas de escribir con un solo dedo no son pocas. (Con un solo dedo y, por añadidura, en una pantalla muy pequeña.) Casi como cuando uno escribía a mano. El esfuerzo por retener en la memoria lo que va despertando dentro de ella misma ata al mundo con hilos más firmes aquello que finalmente es escrito. Cuanto sale a la luz sale para quedarse. Se corrige mucho menos, pues las alternativas desechadas no tienen tiempo para reclamar su derecho a la existencia. Permanece lo urgente, lo verdaderamente necesario. Lo que exige ser escrito aquí y ahora.