Las ventajas de escribir con un solo dedo no son pocas. (Con un solo dedo y, por añadidura, en una pantalla muy pequeña.) Casi como cuando uno escribía a mano. El esfuerzo por retener en la memoria lo que va despertando dentro de ella misma ata al mundo con hilos más firmes aquello que finalmente es escrito. Cuanto sale a la luz sale para quedarse. Se corrige mucho menos, pues las alternativas desechadas no tienen tiempo para reclamar su derecho a la existencia. Permanece lo urgente, lo verdaderamente
necesario. Lo que exige ser escrito aquí y ahora.
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